Un cliente me decía el otro día, “esta propiedad me costó 50 hace 3 años y no la vendo por menos de 50”.
Y lo más probable es que no lo venda… porque “nadie va a pagar más por algo que otra persona en las mismas condiciones vende a menos”, como dice un principio básico de tasación.
El mercado no responderá si el precio no es el adecuado y menos en un momento de iliquidez como el actual. Tal vez a ese cliente le convenga no vender, y sería mejor para él, esperar a que el mercado cambie y pueda vender su propiedad a ese valor… o más tal vez, cosa que puede ocurrir, pero no se sabe en qué momento.
Y aquí ya entra otro factor: el tiempo. Cuando uno tiene 20 años, el tiempo parece una eternidad. Cuando uno tiene 40, 50 o más, nos damos cuenta de la lastimosa relatividad de ese concepto y que nos golpea fuerte sin ninguna discreción.
Conozco a una persona que está intentando vender su casa desde hace unos diez años.
Si consideramos el tiempo promedio de vida de una persona, diez años de espera para vender es mucho tiempo para tan poca vida que nos toca.
Más allá de la depresión del mercado, pueden existir muchas causas que provoquen que una propiedad cueste de vender. Una de las principales, pero no la única, es la sobrevaluación del precio de venta.
Llegado a un precio de venta aceptable, eso no quiere decir que se vaya a vender rápido, pero sí, se va convertir en una oferta u opción de compra seria o aceptable en un mercado muy competitivo.
Antonio Pablo Villegas
Martillero y Corredor Público e Inmobiliario
CMCPSL MP: 913
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