Todo martillero profesional está preparado para tasar y retazar porque como dijimos, el mercado cambia y cada tanto hay que actualizar los precios (para arriba o para abajo).
¿Pueden existir errores?, sí.
Pero si la tasación se hace con técnica y método, es muy difícil equivocarse.
Las consecuencias de una mala tasación repercuten directamente en el cliente que quiere vender. Si la propiedad está devaluada, el cliente estará perdiendo porque venderá su propiedad a menos de lo que realmente vale. Si está sobrevaluada, pasarán meses e incluso años sin vender esa propiedad con la consecuente decepción de su dueño y pérdida de oportunidades de hacer otras cosas con ese “dinero parado”.
El poner un precio por encima del que marca el mercado para luego “negociar una rebaja”, no es negocio para nadie. Generalmente se perderán oportunidades de venta por el simple hecho de estar caros en los valores.
El trabajo del tasador es discurrir acerca del valor de una propiedad utilizando uno o más métodos comprobados para llegar a un precio justo dentro de ese mercado y en un momento dado de la historia.
Como dice el profesor Aguiar cuyos libros son fuente de consulta en las universidades actuales, refiriéndose a la relatividad de los valores en una situación como la de hoy donde los tasadores terminan siendo los comunicadores de la deformidad y del anormal comportamiento del mercado, a través de sus informes y conclusiones a los clientes que, generalmente, están pensando en otra realidad de valores de hace no más de un año atrás. Realidades tan distintas que al final los deja confusos o resignados, cuando no, molestos con el tasador y mensajero de la verdad. (https://youtu.be/3EKsx9cz0tc?t=6602)
Las causas de la falta de venta no solo pueden estar en los tiempos bisagra que vivimos ni solo son consecuencia de los malos precios de oferta, como hemos visto en parte, sino también en otras muchas variables y causas que generan una situación dura e incluso, para algunos vendedores, injusta.
ANTONIO VILLEGAS PROPIEDADES 